Ayer conocíamos la noticia de la petición de archivo por parte de la fiscalía de la enésima acusación a Podemos por supuesta financiación irregular. Y van seis.

En este caso el fiscal describe el documento base de la denuncia como «un conjunto desordenado de reproducciones de noticias publicadas en la prensa» y  «carece de cualquier membrete oficial» que acredite su carácter oficial. Dicho informe se sustenta en, según palabras del fiscal, «un supuesto informe policial» que «carece de membrete» y que «no
existe el más mínimo INDA2sustento documental o de otro tipo que acredite».

¿La Sexta y Antena 3 le van a seguir sentando en sus programas con el rótulo de «periodista»?

En definitiva ese documento no es más que un cutre intento para desprestigiar a Podemos exclusivamente de cara a los medios de comunicación, algo que todo el mundo sospechaba, incluido Eduardo Inda.
Inda se paseó por las televisiones zarandeando dicho informe con conocimiento de que era más falso que una moneda de veinte euros… Y aun así lo hizo. Sabía que en el «supuesto informe policial» no había membrete. Sabía que el conjunto de la denuncia no eran más que recortes de periódico, en parte porque alguno de esos recortes sería de su propio «periódico». En resumen, Inda, siendo periodista mintió deliberadamente, y como ya exponía yo en otro artículo de este blog llamado «Autocrítica al periodismo», eso debería hacer dimitir a este presunto periodista. La manipulación y la mentira deliberada para difamar es tan grave en un periodista como la prevaricación en un juez, como apropiación de caudales públicos en un político o como la pedofilia en un cura.
Cuando un periodista carece de veracidad, siendo esto la principal característica que debe tener, ¿Qué le queda? Nada.

No solo eso… el documento llegó a sus manos por una «filtración» de la policía (más que filtración fue una entrega con alevosía tras su fabricación), y poco después conocimos unas conversaciones en las que a Inda le marcaban el CUÁNDO hacer público ese «informe»… Esto, además de degradar a Inda al lugar más bajo de la historia del periodismo, también nos hace preguntarnos si fue una trama expresamente elaborada desde el propio ministerio de interior que, tras conocer las últimas noticias sobre Jorge Fernández Díaz, no sería nada extraño… Es más, en mi opinión resulta más que evidente que así fue.

Por último tengo que decir que esto no solo compete a Eduardo Inda ni al Ministro de Interior, compete a TODOS LOS PERIODISTAS ESPAÑOLES. Como gremio no deberían permitir que este individuo siga manchando flagrantemente el oficio del periodismo denigrándolo hasta convertirse en una especie de sicario del cuarto poder o en mamporrero de la difamación. ¿Le van a exigir responsabilidades sus compañeros de profesión? ¿La Sexta y Antena 3 le van a seguir sentando en sus programas con el rótulo de «periodista»? Yo creo que sí, porque en este país la ´regeneración´que tanto han manoseado los medios parece que no va con ellos.